Miguelturra entierra con dolor y honores a la Sardina. Galería de imágenes.
Alrededor de las cinco de la tarde de este Miércoles de Ceniza, fiesta local en Miguelturra, algunos de los componentes de la Peña "La Cabra" han puesto en la calle, el tradicional Entierro de la Sardina, con el que se llega al ecuador de una fiesta de carnestolendas, declarada de Interés Turístico Regional, con lo que se ha vivido, el momento de mayor "dolor, osadía y recuerdo" de todo el carnaval.
En este quinto de carnestolendas, el cortejo fúnebre, con un gran número de dolientes en la comitiva y de gente a su paso, ha querido recordar a uno de los miembros más activos de la Peña "La Cabra", fallecido recientemente en accidente de tráfico, al que al final, antes que la sardina fuera incinerada, se guardó un minuto de silencio.
Así, desde la Peña "La Cabra", ya habían advertido que cumplirían, únicamente, durante estos carnavales, con el cometido del Entierro de la Sardina que llevan realizando, sin interrupción, desde hace 37 años, siendo pionera y la única que lo ha hecho desde su fundación el 3 de marzo de 1981, para el que serían ayudados por el resto de las 14 peñas que componen la Asociación de Peñas del Carnaval de Miguelturra.
De este modo, familiares, amistades y personas conocidas, que sentían "pena y dolor" por tan sensible pérdida, se han sumado con "consternación", a una comitiva que se ha congregado, como es habitual, en las inmediaciones del Bar Ganadero.
Entre ellos, Serafín Delgado, Rey del Carnaval y presidente de la Peña La Cabra, que ha dejado su posición de privilegio, para ir organizando a una comitiva presidida por el concejal del área de Festejos, Diego Rodríguez Tercero, junto a las Máscaras Mayores de este año 2018, Orestes Corral y María del Carmen León y las del año pasado, José Cañizares y Antonia Nieto, además del presidente de las Peñas del Carnaval, Raúl Domínguez, vestidos de riguroso negro.
Todos muy compungidos, para despedir a la sardina, ya que su entierro es uno de los actos por excelencia de la programación del Carnaval "Churriego".
Para abrir el Entierro de la Sardina, el coche de la Peña "La Cabra", en su cartel, llevaba un gran lazo negro, en recuerdo del fallecido, entre los sollozos, ayes, pataleos, desmayos y penas.
De azul y plata, llevada a hombros por cuatro componentes de la Peña "La Cabra", comenzó su tradicional recorrido la Sardina, entre llantos y música carnavalera, ante la mirada de los ciudadanos y ciudadanas que salieron a la calle, a las puertas de sus casas a despedirla, que fueron testigos de cómo centenares de personas acompañaron a Doña Sardina en su viaje sin retorno hacia la explanada de la calle Rodeo.
Nadie faltó a acompañarla a su última morada. Cardenales, curas, monjas, señoras con pamela y altos tacones y, en fin, gentes de todos los estamentos sociales, que han estado presentes en el óbito de la sardina.
La mayoría de las personas enfundadas en el luto riguroso, aunque también las hubo revolucionarias y más aun en este Día de San Valentín, que decidieron romper con el negro, para acompañar a los componentes de la peña "La Cabra", organizadora como cada año de este luctuoso acto.
Ya en la explanada de la calle Rodeo, se ha procedido, al toque de trompeta, a guardar un respetuoso minuto de silencio, elevando la sardina hacia el cielo y antes de la quema de la difunta.
Posteriormente una vez consumida la sardina en las llamas de la hoguera, en el Pradillo de Clavería, algunos miembros más de la propia Peña "La Cabra", han asado unos 80 kilos de sardinas, que los y las dolientes han degustado, que han ayudado a recuperar fuerzas y a aliviar las penas.
Aunque el Entierro de la Sardina, es el origen de los más impresionantes y penosos cuadros humanos que un mortal pueda contemplar en esta vida de lágrimas, sirve para que Don Carnal ceda paso a Doña Cuaresma, aunque en Miguelturra aun queda mucho Carnaval que disfrutar, hasta el Domingo de Piñata.