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El Consejo Municipal de Salud ante este brote gripal.

Información, sintomatología de la Gripe y cómo protegernos de ella.

La gripe es una infección respiratoria que afecta a la nariz, la garganta y los pulmones. Se propaga fácilmente y está causada por un virus de la influenza. Con la llegada del frío las posibilidades de contraer esta enfermedad se multiplican.

La mayoría de las personas contraen la gripe cuando inhalan gotitas provenientes de la tos o los estornudos de alguien que tenga esta enfermedad. Usted también la puede contraer si toca algo que contenga el virus y luego se toca la boca, la nariz o los ojos.

Los síntomas de la gripe suelen aparecen tras dos o tres días de estar en contacto con el virus. Entre los síntomas más importantes figura la fiebre que puede oscilar entre 39 y 41 grados. Otros síntomas comunes: Dolores en el cuerpo, escalofríos, mareos, enrojecimiento de la cara, dolor de cabeza, decaimiento, náuseas y vómitos.  

Entre el segundo y el cuarto día de la enfermedad la fiebre y los dolores comienzan a desaparecer, pero se presentan síntomas nuevos, como tos seca, aumento de los síntomas que afectan la respiración, rinorrea, estornudo y dolor de garganta.
 
La mayoría de estos síntomas suelen desaparecer al cabo de cuatro a siete días, pero la tos y la sensación de cansancio pueden durar semanas.

La gripe puede empeorar el asma, los problemas respiratorios y otras enfermedades y afecciones prolongadas.

En la actualidad la vacunación antigripal es el mejor medio para prevenir esta enfermedad, si bien no puede considerarse una medida de salud pública dirigida a la población en general, sí se recomienda vacunarse a aquellas personas con alto riesgo de sufrir complicaciones en caso de padecer la gripe.

Determinados grupos de población pueden desarrollar cuadros graves como complicaciones de patologías existentes y/o condiciones previas. Estos grupos son los que se califican de "riesgo" de sufrir complicaciones por esta enfermedad y a las personas que debe ir dirigida, prioritariamente, una campaña de vacunación.
 
La vacunación está especialmente recomendada a los siguientes grupos de población: Mayores de 65 años, especialmente si conviven en instituciones cerradas, embarazadas, personas adultas, niñas y niños con enfermedades crónicas cardiovasculares, neurológicas, pulmonares (incluyendo displasia bronco-pulmonar, fibrosis quística y asma) o metabólicas crónicas (diabetes mellitus, obesidad mórbida, insuficiencia renal, hemoglobinopatías, anemias, asplesia, enfermedad hepática crónica, neuromuscular grave o que conlleve disfunción cognitiva), personas con defensas inmunológicas reducidas como, por ejemplo, enfermos de cáncer o personas trasplantadas, niños y adolescentes menores de 18 años que reciben tratamiento prolongado con ácido acetil salicílico, personas que pueden transmitir la gripe a aquellas que tienen un alto riesgo de presentar complicaciones, como los trabajadores de centros sanitarios o geriátricos y cuidadores domiciliarios y otros grupos de  trabajadores de servicios públicos (policía, bomberos, protección civil y emergencias sanitarias),  viajeros internacionales, trabajadores de instituciones penitenciarias y personas que, por su ocupación, pueden estar en contacto con aves.

Por el contrario no deben vacunarse las personas con alergia al huevo, con hipersensibilidad a las proteínas de huevo o que hayan tenido una reacción alérgica severa a una vacunación anterior con vacuna de la gripe. Las personas alérgicas al huevo con un grado menor de intensidad deben consultar la posibilidad de vacunación con el profesional sanitario. Tampoco niños y niñas menores de 6 meses y si se tiene una enfermedad aguda con fiebre alta debe esperarse hasta que esta situación remita.
 
La vacuna comienza a hacer efecto aproximadamente a las dos semanas de su aplicación, por lo que conviene no demorarse en la vacunación, si bien puede seguir siendo de alguna utilidad administrada más tardíamente.

Contraída esta enfermedad es necesario que se inicie un periodo de reposo y beba abundantes líquidos, con objeto de estar bien hidratados. Para tratar los síntomas de la gripe utilizaremos paracetamol 650 miligramos o ibuprofeno 400-600 miligramos tres o cuatro veces al día. Es importante evitar el ácido acetil salicílico, sobre todo en personas menores de 18 años. En casos de tos irritativa, muy molesta, se podrá utilizar, siempre con indicación médica, un antitusígeno como cloperastina, dextrometorfano o codeína.

Aquellas pesronas que en el curso de esta infección presenten complicaciones respiratorias, como disnea (fatiga), fiebre que no responde al tratamiento sintomático o agravamiento de sus procesos crónicos deberán acudir a su médico de familia o servicio de Urgencias para ser valorados.
 
Siempre que sea posible, en primer lugar, se debe consultar al médico de familia y, si fuera necesario, acudir al servicio de Urgencias de su centro de salud. Es importante evitar la utilización de los servicios de Urgencias hospitalarios en los casos que no se presentan complicaciones, pues la gripe es una enfermedad respiratoria que en la mayoría de los casos sigue un curso hacia la curación.