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Dentro del ciclo de cine solidario "Abrazándose a la Vida", fondos que se destinarán a un comedor de niños huérfanos y maltratados en Bolivia.

Hoy se proyectará en el Cine Paz la película "Whisky".

Durante este mes se celebra el ciclo de cine solidario "Abrazándose a la vida" que la asociación Solman lleva desarrollando once años. En esta ocasión, hoy miércoles 24 de mayo, junto con el colectivo local Tierra Solidaria de Castilla La Mancha y en colaboración con el Ayuntamiento de Miguelturra, se podrá visionar en la localidad, la película "Whisky" en el Cine Paz, a partir de las 21:00 horas.

La venta de entradas tiene lugar en taquilla al precio de tres euros y también se han puesto a la venta abonos de diez euros para todo el ciclo. Lo recaudado, por parte de Tierra Solidaria de Castilla La Mancha, se destinará a un comedor para niños huérfanos y maltratados de la localidad de Sucre (Bolivia). En el caso de Solman, se dirigirá también a un comedor para niños huérfanos en Malí.

A continuación os dejamos con la sinopsis de la película, Whisky.

Cinematografía inexistente, de un país, Uruguay, que apenas si tiene tradición cinematográfica, y que la poca que tiene la ha ejercido en coproducción con su vecina Argentina, casos, por ejemplo, de El último tren o En la puta vida, resulta extremadamente curioso que en ella, parezcan haber surgido de pronto dos jóvenes cineastas, Juan Pablo Rebella y Pablo Stoli, que tras deslumbrar en varios festivales internacionales con su ópera prima 25 watts, no estrenada en nuestro país, que ahora, con su segundo trabajo, han logrado construir una pequeña maravilla de cine intimista y sencillo de título Whisky, que han puesto al servicio de una conmovedora historia protagonizada por tres personajes solitarios y callados, a cuyas vidas nos asomamos gracias a una mínima anécdota argumental, de la que se consigue extraer todo un universo de poderosas sensaciones donde se conjuga la tristeza del callado drama de unos personajes prisioneros de sus silencios, con la ternura y humanidad que los mismos desprenden dentro de su fragilidad.

Y todo ello, aderezado con un finísimo y soterrado sentido del humor, quizás algo difícil de captar si no se siente uno cómplice de lo que van presentando las imágenes, que sin embargo logra hacer las delicias de los espectadores de mirada más inquieta y menos conformista. Como ya ha quedado dicho, Whisky, película que se ha estrenado en España gracias a su nominación a los Osar como mejor película de hablo no inglesa, se articula alrededor de tres personajes: Jacobo y Herman, dos hermanos judíos y cincuentones, los dos dedicados a la fabricación de calcetines, que hace años que no se ven porque el segundo emigró a Brasil y ahora vuelve a Uruguay para asistir a la exhumación de las cenizas de su madre; y Marta, la madura empleada de confianza de Jacobo, que se presta sin poner dificultades a interpretar por unos días el papel de esposa ficticia de su jefe, gracias tanto al sentido de fidelidad que siente hacia él como a que ve en este juego de apariencias una pequeña oportunidad de lograr ver correspondidos sus secretos sentimientos amorosos, largo tiempo escondidos bajo una mecánica relación profesional.

Lo interesante de esta propuesta argumental de los dos jóvenes directores uruguayos, que desde luego no resulta nada original, es que la misma no se centra en la posibilidad de que se descubra la ficción creada por Jacobo y a la que Herman se adapta con facilidad, sino que la película busca explorar las posibilidades de una historia donde los personajes tejen lazos mutuos de relación basados en una serie de pequeñas mentiras, donde sus silencios expresan las cosas de forma muchísimo más elocuente que las palabras.

Al mismo tiempo la brusca ruptura de la rutina diaria entre Jacobo y Marta da paso a una serie de pequeños descubrimientos emocionales de imprevistas consecuencias. Desde el primer momento, los realizadores Juan Pablo Revella y Pablo Stoli introducen al espectador en la monótona relación de Jacobo y Marta, que viven en la desvencijada fábrica de calcetines del primero, una existencia marcada por una serie de automatismos creados a lo largo de años y años de fría relación en jornadas laborales siempre idénticas unas a otras.

Una exposición que, en absoluto, es caprichosa, porque sirve a un doble, y hasta triple, propósito: establecer la existencia gris y oscura a la que ambos se han acomodado; preparar al espectador para los cambios que en ella se van a producir con la llegada del otro hermano, un personaje que también arrastra una carga de pequeñas mentiras y secretos; y, dar finalmente testimonio palpable de los cambios que se operan en todos ellos a raíz de las cosas que va contando la película.

Lo verdaderamente digno de alabar de esta estupenda historia es la férrea voluntad por parte de sus dos directores de construirlo todo mediante una mirada tan insobornable como personal, en la que su puesta en escena retrata de manera certera a los tres seres humanos que protagonizan la película, creando entre ellos y lo que se cuenta una unión indisoluble.

Se trata pues de una propuesta narrativa tan radical como construida a contra corriente, que consigue que el espectador perciba el estancamiento vital de los personajes gracias a que todo está contado desde el punto de vista de una cámara siempre inmóvil, que registra plano fijo tras plano fijo, unas vidas amenazadas por la parálisis, fruto de la represión de los sentimientos, de la tiranía de las convenciones y del silencio tácito y doloroso de los que nunca se atreven a romper el frágil equilibrio creado expresando en voz alta lo que sienten y lo que quieren.

Whisky es película repleta de premios: Goya a la mejor película extranjera de habla hispana; primer premio Colón a la mejor película del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva; premio a la mejor dirección para Juan Pablo Rebella y Pablo Stoli en el mismo festival, ganadora del Premio Fip’resci y Premio Mirada Original en el Festival de Cannes, etc.

WHISKY

PRODUCCIÓN: Fernando Epstein para Conton Zeta Films/Rizoma Films/WandaVisión P.C.
NACIONALIDAD: Hispano-uruguaya.
DIRECCIÓN: Juan Pablo Rebella y Pablo Stoli.
ARGUMENTO Y GUIÓN: Juan Pablo Rebella, Pablo Stoli y Gonzalo Delgado Galiana.
FOTOGRAFÍA: (Eastmancolor) Bárbara Álvarez.
DECORADOS: Gonzalo Delgado Galiana y Adelaida Rodríguez.
MÚSICA: Pequeña orquesta reincidentes.
MONTAJE: Fernando Epstein.
INTÉRPRETES: Andrés Pazos, Mirella Pascual y Jorge Bolani.
DURACIÓN: 98 minutos..