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El martes, ni te cases ni te embarques.

¿Temor a los Martes? ¿Tenemos o no razón?.

Sin embargo fue viernes cuando comenzaron a confundirse las lenguas de Babel, impidiéndose así la culminación de las obras de su Torre, como también era viernes el día en que se destruyó el Templo de Salomón, o acaeció la muerte de Cristo.

En viernes se celebraba la reunión de las brujas. En España y los pueblos de su cultura se afirma que el día temible es el martes. También los egipcios tuvieron este día como de muy mal agüero por haber nacido en él uno de los gigantes que osaron escalar el cielo: Tifón.

También las gentes de Asia Menor, y luego los turcos, lo tuvieron por día peligroso y nefasto, mientras que los griegos temían al jueves, día en que no se atrevían a viajar, embarcar o iniciar cosa alguna de trascendencia.

El miedo al martes no es cosa de hoy; el diccionario de las autoridades, del primer cuarto del siglo dieciocho da entrada la siguiente frase: ‘no hay para cada martes, orejas’, con que se da a entender que no siempre se tiene la misma suerte, frase que ya empleaba Mateo Alemán en su novela picaresca Guzmán de Alfarache de 1599, y que recogía Juan Ruiz en el Libro de Buen Amor, en el primer tercio del XIV, apuntándose a que el origen de lo nefasto del día acaso estuviera en el hecho de que en martes se desorejaba a los ladrones por ser día de mercado y hacer público escarmiento de los facinerosos para que en su pellejo aprendieran otros.

Gonzalo Correas, en su Vocabulario de Refranes, de 1627, cita el siguiente: ‘en martes, ni tu tela urdas ni hijas cases, explicando su causa: el martes es tenido por mal día por ser tenido Marte en la gentilidad por dios de las batallas, y ese planeta domina en este día, y por eso le tienen por aciago los ignorantes, tomándolo de la gentilidad que no hacía casamientos en martes por ser dios de disensiones y batallas’.

Los historiadores Juan de Mariana y Jerónimo de Zurita, del XVI, dicen que un martes fue vencido don Jaime I el Conquistador por los moros en la batalla de Luxen en 1276 teniéndose desde entonces tal día como de mal agüero.

El martes, día dedicado al dios de la guerra, cuyos templos solían estar fuera de la ciudad para evitar que su recuerdo perturbara la paz, era aciago en la tradición romana, lo que debió pesar en la consideración que tuvo en la cultura hispánica, fan fuertemente romanizada.

El refranero dice al respecto: ‘en martes, ni tu casa mudes, ni tu hija cases, ni tu ropa rajes’. ‘en martes, ni te cases ni te embarques; ni llueca eches, ni pollos saques’. ‘en martes ni tu hija cases ni marrano mates, ni emprendas viaje’.

Pero no todos han sido tan supersticiosos ya que Felipe II escogía ese día para emprender un viaje, y en contra de agoreros y astrólogos hizo jurar como príncipe heredero a su hijo Felipe, III, en Lisboa un martes; incluso se casó en martes una de las cuatro veces que lo hizo, y se embarcó con la princesa doña María. Una copla andaluza del XIX recoge así esta creencia: ‘a mi mare le pregunto, si habré yo nasío en martes, porque la desgrasia mía, me sigue por toas partes’.