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Producciones Sexpeare presentan For Sale

El Área de Cultura del Ayuntamiento de Miguelturra y a través de la Red de Teatros, Escenarios de Otoño, de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha, volverá a traer una comedia teatral, inauguración de la temporada en nuestra localidad, tal y como es habitual, los viernes.

Será este viernes 5 de octubre a partir de las 22 horas y por tan sólo un euro la entrada, cuando la compañía Producciones Efecto y Sexpeare presenten la obra "For Sale", con Santiago Molero y Rulo Pardo, dirigidos por Sexpeare y David Ottone, nos hagan pasar un rato más que entretenido.

Tal y como reza la web oficial de esta obra:

Un carnicero enamorado de su longaniza...
Un asesino en serie que peina sus crímenes...
Un andamio lleno de gatos…
Un western con ruedas y una piba imposible…
El método…
Un pequeño escenario en un Pub donde se actúa en los descansos de los partidos...
Una longaniza vestida de novia...
Un batería sin pulgares...
Una azotea llena de bragas…
Una piba que se murió de queso...
Una voz en off muy bonita…
...Dos actores que tienen que tienen que contar todo esto…
...For Sale es una comedia emocionante que les dejará llorando en la butaca...preparen su mejor risa, SE LA COMPRAMOS...

Asimismo, se les trasladan varios artículos extraídos de su página web oficial, donde destacan esta obra, las cualidades de la misma, esperando documentarles al máximo y contar con su presencia este viernes. Seguro que una pizca de comedia y risas le vendrá bien; además, las obras que se representan a través de la Red de Teatros Regional suelen tener una alta calidad, obras que son de primera línea a nivel nacional.



Comentarios y Crítica


LA NETRO / DANIEL GALINDO

Tras la gloriosa celebración de su décimo aniversario como compañía con reposiciones y demás festejos, los chicos de Sexpeare ponen en venta su humor y no a precio de saldo.

Atención ante posibles reclamaciones, es decir, lean la letra pequeña: esta pieza es una sucesión de historias disparatadas que no tienen por qué tener un sentido o una lógica. De hecho, el nexo de unión de los relatos son los diferentes tipos de venta y vendedores: el que cede su alma al diablo, el que apuesta, el que tiene un muestrario de longanizas y demás viandas en la vitrina de su carnicería...

Da igual donde quede el hilo argumental, que se pierde nada más empezar. La columna vertebral de esta rocambolesca coctelera son ellos mismos, dos solventes actores que convierten el escenario en un cruce de caminos. Allí, en la encrucijada, pasan el tiempo interpretando papeles cada cual más disparatado. Quien se encarga de darle cordura y ritmo es David Ottone -una de las mentes pensantes de Yllana-, al que imaginamos con unas tijeras imaginarias cortando el celuloide sobrante que fluye entre dos actores con excelso bagaje cinematográfico aplicado después a su visión del teatro.

Sobre las tablas del Alfil, la iglesia donde Sexpeare ordena la misa, el resultado es ágil, rápido, un tempo que camufla las aristas menos pulidas de algunos sketches: el hecho de que cada cuadro finalice en un apunte disparatado al que no se le presta demasiada atención otorga dinamismo al conjunto, pero también ligereza.

Que Santiago Molero y Rulo Pardo tienen un buen puñado de adeptos, es cierto. Que nosotros nos contamos entre ellos, también. Y aunque les ha salido un montaje muy entretenido, que cumple con las expectativas creadas, debemos ser honestos y apuntar que, como toda buena obra, ésta se hace más completa a medida que se incrementa su historial de representaciones. El que suscribe vio la primera, así que imagine el torrente de humor, aún más fluido, con el que se topará si acude a verles a lo largo del verano.



EL MUNDO / RAFAEL ESTEBAN

Delirante Sexpeare

El otro espectáculo lo presenta la compañía Sexpeare, formada por los delirantes Santiado Molero y Rulo Pardo y una de las formaciones más interesantes del panorama teatral madrileño. Ambos celebraron hace unos meses y en la misma sala su décimo aniversario con la reposición de las principales obras de su trayectoria. Lo que ahora presentan en su último montaje, For sale.

La obra mantiene ese espíritu del cine mudo que caracteriza a sus producciones, es decir, acciones rápidas y mucho, mucho humor. En esta ocasión han dejado sus delirios de ciencia-ficción para parodiar cómo la gente antepone sus fines a sus ideas. Así, Sexpeare, que comienza la obra con un "trailer" en el que presenta los siete sketches que componen For sale, muestra a diferentes personas que comercian con sus principios, como un cantautor que se vende y acaba engrosando la plantilla del Club de la Comedia. Sexpeare vuelve a sus orígenes, cuando la pareja de artistas recorría los cafés cantantes y pubs de la capital representando sus sketches con mucha caracterización y ningún elemento escenográfico.

Números disparatados, inconexos entre sí, que con trazos sencillos mostraban una numerosa e imaginativa serie de personajes que alternaban en los pequeños escenarios que les tocaban en suerte. En For sale la cifra de éstos personajes alcanza los 16, que se alternan en escenas de diez minutos de duración cada una.



EL CONFIDENCIAL.COM / MARÍA JOSE S. MAYO. 6 julio de 2006
Cuarto y mitad de carcajadas

Humor disparatado, parodia y gags cada pocos segundos son las señas de identidad de Sexpeare –pronúnciese españolizado-, la compañía de teatro formada por Rulo Pardo y Santiago Molero que el año pasado cumplió 10 años de su creación. Estrenan For Sale en el teatro madrileño Alfil, santuario de la comedia más gamberra en la capital española y un lugar que es casi como su dulce hogar.

Además de la una constante invitación a la carcajada, sus obras poseen un dinamismo que se perfeccionó desde que en 1999 contaron con la colaboración en la dirección de sus montajes de David Ottone de Yllana, la compañía estrella del Alfil gracias a exitosos montajes como 666, Glub Glub o la desternillante La cantante calva. Hipo fue el comienzo de esa larga amistad creativa y la primera entrega de la trilogía de ciencia-ficción, parodiando las series de televisión y el cine de los 70 y 80, a la que seguirían Qué pelo más guay, que estuvo nada menos que dos años en la cartelera madrileña y tuvo 60 actuaciones en el resto de España, y H, el pequeño niño obeso quiere ser cineasta.

Aprovechando su grandísima capacidad para el cambio de personajes en breves instantes, Rulo y Santiago despliegan en For Sale una historia sobre dos profesionales del teatro que no encuentran su lugar en el mundo de la escena y deciden poner en venta sus números, a cual más estrambótico. Un cantante que intenta hacerse hueco con sus breves actuaciones en el tiempo que le permiten los partidos de fútbol televisados, un carnicero que tras el fallecimiento de su mujer se enamora de una longaniza, un imitador de Elvis cuyas fechorías son investigadas por un policía al más puro estilo South Park, un macarra al que ha abandonado su novia tras comprarse una casa en la que afirma estar ‘de puta madre’ y una curtida mujer del oeste que espera en su rancho a que su marido vuelva.

Sexpeare son los reyes del tempo cómico, de la agilidad narrativa y es por eso que sus montajes se pasan como una exhalación. Las miradas, la entonación, la iluminación efectista o sus dinámicos decorados son inconfundibles. Como en todas las obras cargadas de gags, la improvisación y el perfeccionamiento de los montajes se logra representación a representación con la ayuda inestimable de un publico que con el nivel de carcajadas va marcando lo que le gusta y lo que no. A For Sale le falta un poco de rodaje para llegar a la rotundidad de anteriores obras. Seguro que los que se acerquen por primera vez a verlos disfrutarán mucho con ellos, pero los que ya han saboreado las mieles de su humor gamberro quizá se sientan un poco decepcionados porque es tanto lo que se han podido reír con ellos que no se puede superar con una obra recién salida del horno.

El montaje es especialmente tronchante en momentos como la vuelta de Sony al rancho en el que se debe enfrentar a su tajante, pero en el fondo, ardorosa mujer, que ha gozado de la compañía del caballo en su ausencia, y llega a un nivel de humor surrealista cuando el Elvis de pacotilla cuenta la historia de la chica que ‘se murió de queso’ o cuando el carnicero decide casarse con su querida longaniza, que pone todo perdido de grasa a causa de la emoción que le produce.