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Dentro de las novedades literarias de junio en la Biblioteca Municipal de Miguelturra

El libro de la semana: ‘Las cinco personas que encontrarás en el cielo’

Mitch Albom
Traducción M. Antolín Rato. Editorial Maeva. Barcelona, 2004. 221 páginas.

Como en las narraciones alegóricas o en los cuentos, en esta novela nos encontramos con una persona que, al fallecer, va al cielo, y, en un lapso de tiempo que no puede determinarse, su vida se ofrece ante su mirada perpleja de principios y finales.

El libro comienza por el final, y con una serie de flash backs alternos, recorre sucesos, épocas, personajes afectivamente ligados a él, o desconocidos que, sin saberlo, han marcado la trayectoria de su vida. Cinco seres le ayudan a encontrar su significación: "Todas las cosas en nuestra vida tienen un sentido, todos los finales son también comienzos. Lo que pasa es que no lo sabemos en un momento..."

Un anciano veterano de guerra, el norteamericano Eddie, el día en que cumple ochenta y tres años, muere trágicamente en un accidente al intentar salvar a una niña. Su vida ha discurrido monótona y gris, en el parque de atracciones donde trabaja como operario de mantenimiento. Aparentemente, su vida no ha tenido ningún sentido trascendente. Un trabajo heredado de su padre, rutina y soledad. Solamente la vida que transcurrió con Marguerite, su mujer, y su época en la guerra, rompieron esa existencia ahora habitada por la tristeza.

Se encuentra entonces en el cielo, que no es para nada el lugar descrito en todas las leyendas, o en la iconografía de raíz cristiana, sino el espacio simbólico donde van apareciendo los seres que nos explican nuestro devenir humano. Tienen como nexo de unión precisamente haber cambiado el discurso de nuestra trayectoria vital. Este apólogo moderno, también encierra su moraleja: no nos disgustemos con nuestra existencia, aunque las apariencias parezcan engañar, porque solemos estar donde "debemos" estar, para el bien y para el mal, porque todo posee una urdimbre secreta, que sólo se hará legible al final. Esa sensación de estar en espacios que creemos que no nos corresponden y, por lo tanto, que la vida discurre por lugares equivocados, es común a todos los humanos, y es a esa incertidumbre a la que invoca el transcurso de esta historia: "Ninguna historia encaja por sí sola. A veces las historias se tocan en los bordes y otras veces se tapan completamente una a otra, como piedras debajo de un río" (p. 16).

Poblada de buenos sentimientos, esta almibarada historia ha sido todo un éxito internacional de ventas, tal vez porque invoca a lo desconocido del azar, a las emociones, a la repercusión de nuestros actos, al intento que es toda vida humana de reconciliarnos con los otros, pero fundamentalmente, y al final, con nosotros mismos.
Beatriz HERNANZ