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Se trata, como define el investigador local Antonio Vallejo de la ‘reconstrucción’ desde el punto de vista del pueblo llano de los episodios de la Pasión de Cristo relacionados con el personaje de Judas.

Un grupo de vecinos intenta recuperar la tradición de Los Judas".

Desde hace algunos años, coincidiendo con la celebración de la Semana Santa, un grupo de vecinos intenta recuperar una pintoresca tradición local: ‘Los Judas’ y, asociado a ella, el canto de ‘Los Dómines’. Se trata, como define el investigador local Antonio Vallejo de la ‘reconstrucción’ desde el punto de vista del pueblo llano de los episodios de la Pasión de Cristo relacionados con el personaje de Judas.

Aunque originalmente estas ‘dramatizaciones teatrales’ irían totalmente asociadas con la posición de los creyentes contra el apóstol que vendió a Jesús, ‘el tiempo fue con su cadencia transformando estos espectáculos justicieros, improvisados al margen de los ritos oficiales, y llenándolos de alegría cargada de creatividad popular’.

El Sábado Santo es el día elegido por el grupo que trata de recuperar la tradición, compuesto mayoritariamente por mujeres, para dar rienda suelta a estos momentos expansivos con la construcción de muñecos con ropas viejas, rellenos de paja. El muñeco es pícaramente adornado como dice Antonio Vallejo: ‘...los más frecuentes un gran collar de cascarones de huevo y, colgando de la bragueta, un pimiento rojo y seco, unido a dos cabezas de ajo, o bien un pájaro muerto’. El Judas es paseado atado a una silla por el pueblo, bendiciéndolo burlonamente en las esquinas con una brocha de enjalbegar cargada de agua y manteándolo, entre cantos de Dómines.

Tradicionalmente, la caída de la tarde era el momento en que se procedía primero al ahorcamiento y después a desmembrarlo, hasta que lo que quedaba del Judas era difícil de adivinar. El ahorcamiento se organizaba atando, por su mitad, una cuerda al cuello del Judas y pasando después cada extremo de ella por ventanas o balcones enfrentados en una calle. El Judas que puesto así, quedaba colgado en medio de la vía, era subido y bajado con fuertes tirones de las puntas de la soga, hasta que roto caía al suelo y era destrozado por la chiquillería y resto de asistentes.

Asociada a la celebración se realizaban los cantos de ‘Los Dómines’, que son coplas picantes, sin rima alguna, compuestas por impulsos de ingenio popular y que guardan generalmente una estructura de cuatro versos y son cantados como si los que los entonan fueran clérigos cantando Gregoriano. Estas cuartetas, genuinas de Miguelturra y conocidas por toda la geografía nacional, por el eco que han tenido en muchos grupos folclóricos, especialmente en el local ‘Nazarín’, son cantadas por un solista y a cada verso entonado, el grupo acompañante responde con la coletilla ‘Dómine’.