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Realizado el sábado 27 de mayo con alumnado, padres, madres de éstos además de docentes de la Escuela.

La Escuela Municipal de Música y Danza realiza un viaje a Madrid de la Orquesta Nacional de España en el Auditorio Nacional.

El sábado día 27 de mayo, alumnado, padres, madres, docentes y dirección de la Escuela de Música y Danza de Miguelturra asistieron en Madrid a, quizás, uno de los eventos más importantes desarrollados por dicha Escuela, dependiente del área de Cultura del Ayuntamiento de Miguelturra, durante este curso 2016-2017, la asistencia a un concierto de la Orquesta Nacional de España.

El programa del concierto fue el siguiente:            

- "Concierto para violín y orquesta número 1" de Max Bruch interpretado por Pinchas Zukerman como solista, considerado como uno de los mejores violinistas del mundo.
                      
- "Sinfonía número 10 en Mi menor" de Dimitri Shostakovich.

El director de la orquesta debía haber sido Vladimir Ashkenazy que es uno de los mejores directores de orquesta del Mundo pero 2 días antes sufrió un pequeño ictus y el concierto lo dirigió David Afhkan; director titular en éste momento de la Orquesta Nacional.

Según indica Ángel Ocaña, director de la Escuela de Música y Danza de Miguelturra, "el primer nombre propio fue Pinchas Zukerman que interpretó el primer concierto de Bruch para violín; Zukerman abordó la obra como el maestro experto que es, con serenidad y sabiduría, exhibió un sonido hermoso y amplio, y un fraseo elegante que logró crear instantes de poesía en una perfecta conjunción con la orquesta que se encargó magistralmente de la expresión de vitalidad que tanto agradece esta obra".

"Toda la gente que participó en este viaje a Madrid quedó literalmente boquiabierta con esa interpretación. Tras la insistencia y los incesantes aplausos de un público entregado al solista, el israelí accedió a regalar al público asistente un bis e invitó a toda la sala a acompañar unos segundos de la Canción de cuna de Brahms. Una simpática experiencia colaborativa que al menos permitirá a más de tres mil personas decir yo canté con Zukerman en el Auditorio Nacional", indica Ocaña.

"La segunda obra fue todo un reto para cualquier orquesta del mundo, la Décima de Shostakovich, con la que el joven David y sus profesores/profesoras alcanzaron niveles de dedicación y emoción extraordinarios. El moderato inicial fue una lección de creación de atmosferas. El segundo movimiento mostró una orquesta impecable a plena potencia. La música se articuló como un inmenso engranaje de formidables sonidos milimétricamente colocados, en los que, a pesar de la magnitud, todo se escucha, cada detalle. En el final la orquesta no dejó caer la tensión acumulada durante casi una hora, subrayando los aspectos más suntuosos de la partitura dejándonos una perfecta interpretación de esa maravillosa obra".

Ocaña indica que "el autobús con el que se desplazaron se llenó a los pocos días de lanzar esta convocatoria del viaje para este concierto e incluso quedaron 17 personas en lista de espera, todo un éxito que se espera repetir más a menudo porque una actividad de éste tipo se engloba dentro del apartado de actividades pedagógicas de la escuela Municipal de Música y Danza ya que el hecho de que el alumnado pueda asistir a un concierto de una orquesta profesional, le permite adquirir unos conocimientos en cuanto al comportamiento en el escenario que, lógicamente no se pueden enseñar en clase, por eso el cuerpo docente a la hora de hacer su programación didáctica incluyen en la misma la asistencia a algún concierto a nivel profesional y que mejor, que ese concierto sea a cargo de la mejor orquesta de España".

"Fueron unos momentos realmente emotivos después, ver a los y las estudiantes de música acercarse al escenario, ver de cerca de esos increíbles músicos que, y aunque parecen extraterrestres por su forma de tocar, son de carne y hueso; incluso hacernos fotos de grupo con alguno de ellos como Juan Carlos Matamoros (trombón solista). También mereció la pena por la cantidad de adolescentes de nuestra Escuela que se desplazaron y que en el viaje de vuelta, no venían hablando de nada referente a ningún botellón o algo parecido, sino de cómo había tocado la orquesta, como había realizado los matices y de qué forma habían interpretado las obras; cultura y música al fin y al cabo porque como dijo Don Quijote en la universal obra de Miguel de Cervantes: "Donde música hubiere, cosa mala no existiere", concluye Ángel Ocaña, director de la Escuela de Música y Danza de Miguelturra, una Escuela que afronta en estos próximos días las tradicionales audiciones de fin de curso de prácticamente todos los niveles e instrumentos.