El Colegio Público El Pradillo organiza un taller de verduras con los más pequeños y pequeñas del centro
Desde el Colegio Público El Pradillo de Miguelturra se da a conocer el desarrollo de una novedosa actividad encaminada a acercar el mundo vegetal comestible a los más pequeños y pequeñas del centro educativo, en el que han colaborado padres, madres y profesorado del centro, ya que han aprendido a ver de otra manera las "temidas verduras".
Según se comenta en la nota informativa comenzó el día con una reunión de padres y madres con la tutora del curso para la organización del desarrollo de actividades de tal forma que a las 10:30 horas ya estaban con el alumnado en el huerto para ir reconociendo visualmente acelgas, escarolas, lechugas y espinacas, elementos que posteriormente intervendrían de otra manera en los talleres.
A continuación, entre todos ellos, recolectaron las verduras con sus propias manos, de tal forma que era el mismo alumnado el que llenaba recipientes con las espinacas y acelgas.
Del huerto a la clase
Lo primero que hicieron todos y todas fue lavarse bien las manos, tras haber estado trabajando con las verduras en el propio huerto, a continuación en unos barreños pequeños, los niños lavaron las hojas de las acelgas y espinacas, y después las trocearon para hacer el primer plato de revuelto de acelgas, espinacas, huevo y jamón.
Por otro lado se dividieron los niños en tres grupos: unos hacían zumo de naranja con los exprimidores manuales, aprendiendo así a usar sus manos y su fuerza para elaborar algo que están acostumbrados comúnmente a recibir ya hecho por sus padres y madres, o directamente beberlo del brick de zumo.
Otro grupo elaboró una ensalada con lechuga, manzana, tomate, maíz, remolacha y melocotón, aliñada con aceite y un poco de sal.
El tercer grupo, preparó un postre de tartas de zanahoria. Aquí los niños y niñas, con unos tenedores hicieron papilla la zanahoria, previamente cocida, y la mezclaban con mantequilla y azúcar; después ponían la masa sobre galletas y las dejaban listas para comer.
Los padres, madres y tutora del curso colaboraron en todo aquello que suponía cierto riesgo para los más pequeños, esto es, cocinar en el fuego y cortar elementos con cuchillos.
La sorpresa, según indica dicha nota, fue comprobar que los pequeños comían sin problema las acelgas, espinacas, incluso más de uno repitió, algo que comúnmente en casa no suele pasar.
La ensalada, tal vez por la remolacha, no fue tan aceptada, pero no obstante casi todos la probaron; el zumo de naranja lo bebieron muy bien y el postre fue también bastante aceptado e incluso los padres contaron que se volvería a cocinar en casa ya que no tiene dificultad y es sano.
Según se comenta en la nota informativa comenzó el día con una reunión de padres y madres con la tutora del curso para la organización del desarrollo de actividades de tal forma que a las 10:30 horas ya estaban con el alumnado en el huerto para ir reconociendo visualmente acelgas, escarolas, lechugas y espinacas, elementos que posteriormente intervendrían de otra manera en los talleres.
A continuación, entre todos ellos, recolectaron las verduras con sus propias manos, de tal forma que era el mismo alumnado el que llenaba recipientes con las espinacas y acelgas.
Del huerto a la clase
Lo primero que hicieron todos y todas fue lavarse bien las manos, tras haber estado trabajando con las verduras en el propio huerto, a continuación en unos barreños pequeños, los niños lavaron las hojas de las acelgas y espinacas, y después las trocearon para hacer el primer plato de revuelto de acelgas, espinacas, huevo y jamón.
Por otro lado se dividieron los niños en tres grupos: unos hacían zumo de naranja con los exprimidores manuales, aprendiendo así a usar sus manos y su fuerza para elaborar algo que están acostumbrados comúnmente a recibir ya hecho por sus padres y madres, o directamente beberlo del brick de zumo.
Otro grupo elaboró una ensalada con lechuga, manzana, tomate, maíz, remolacha y melocotón, aliñada con aceite y un poco de sal.
El tercer grupo, preparó un postre de tartas de zanahoria. Aquí los niños y niñas, con unos tenedores hicieron papilla la zanahoria, previamente cocida, y la mezclaban con mantequilla y azúcar; después ponían la masa sobre galletas y las dejaban listas para comer.
Los padres, madres y tutora del curso colaboraron en todo aquello que suponía cierto riesgo para los más pequeños, esto es, cocinar en el fuego y cortar elementos con cuchillos.
La sorpresa, según indica dicha nota, fue comprobar que los pequeños comían sin problema las acelgas, espinacas, incluso más de uno repitió, algo que comúnmente en casa no suele pasar.
La ensalada, tal vez por la remolacha, no fue tan aceptada, pero no obstante casi todos la probaron; el zumo de naranja lo bebieron muy bien y el postre fue también bastante aceptado e incluso los padres contaron que se volvería a cocinar en casa ya que no tiene dificultad y es sano.