Ara Malikian tocó su violín en Castilla-La Mancha con la esperanza de que la música desvíe el odio de mi débil país.
Que sólo el humor y el amor nos libran de la muerte lo puso ayer de manifiesto el violinista libanés Ara Malikian en un magnífico concierto en Torralba de Calatrava (Ciudad Real), a unos 5 minutos de Almagro. Cuando las bombas caían con saña sobre la población civil de su país, Líbano, matando a decenas de personas, Malikian enarboló la música como símbolo de esperanza para desviar el odio de este débil país. El intérprete, que obtuvo un gran éxito en el Palacio Real de Madrid o en el Palau de Barcelona hace pocas semanas, demostró una perfecta sincronía con su cuarteto de cuerda y con una sugerente voz de mujer, y nos hizo ver que la música clásica puede ser divertida y no algo interpretado por un señor serio con cara de pescado muerte, como él mismo dijo.
Más de 300 personas, entre ellos varios niños, asistieron anoche al concierto del prestigioso violinista libanés Ara Malikian, segundo concierto del ciclo Música en la Ermita II de Torralba de Calatrava, que abriera el pasado año Amancio Prada. La alcaldesa Teresa González presentó al músico que hace un mes inundaba de alegría y buen hacer el Teatro Real y el Palau de Barcelona, y que anoche actuó en esta pequeña población castellanomanchega de apenas 3.000 personas, pero de gran inquietud y sensibilidad cultural.
Violines como armas:
De Malikian dijo que es uno de los mejores intérpretes del mundo, que ha trabajado en bandas sonoras de películas con Pedro Almodóvar, deseando que el cariño y el entusiasmo del público castellanomanchego, más el del músico, sirvieran para que las bombas cesaran de caer en el Líbano, de manera que las únicas armas que allí existan sean las de la música, que unen a los pueblos.
Malikian agradeció la presencia del público en un perfecto español, deseando, con cierto escepticismo, que ojalá la música sirva para desviar el odio, que abandone mi débil país, donde la historia se repite. El violinista, que dejó Líbano hace 22 años, tiene la misma preocupación de todo el mundo y espera que la guerra cese.
En declaraciones a la televisión autonómica castellanomanchega, previas al concierto, Malikian quería que la gente disfrutara del concierto y de la música clásica. La música clásica está perdiendo mucho público, porque la gente cree que sólo es para entendidos y gente seria, para intérpretes con cara de pescado muerto, cuando resulta que es todo lo contrario, está llena de fantasía, alegría, belleza y vida, y niños y mayores se pueden divertir escuchándola.
En su magistral interpretación, el libanés, que invitó a los cientos de espectadores a confiar en la música clásica, nos hizo comprender las preferencias de Vivaldi en sus Cuatro Estaciones. Como al músico italiano le divertía y alegraba la primavera, pero no le gustaba el calor del verano por su pesadez, era un sufrimiento. Vivaldi adoraba el otoño y sobrevivía al frío invierno. Malikian, dirigido por la narradora hispanoamericana, fue dando paso con humor a cada estación convirtiendo su violín en una tórtola, un ruiseñor, un borracho tras la recogida de la cosecha, un ciervo, etc.
Su simbiosis con el público fue tal que bajó de las tablas para mezclarse con los espectadores, a los que hizo ladrar, mover los pies como si combatieran el frío y hasta los incitó a despertarlo cuando el intérprete hacía como si durmiera representando la siesta estival.
Malikian es uno de los más brillantes y expresivos violinistas de su generación. Poseedor de un estilo propio, forjado a partir de sus orígenes y ricas vivencias musicales, su violín se alza como una de las voces más originales e innovadoras del panorama musical. Nacido en Líbano en1968 en el seno de una familia armenia, Ara Malikian se inició en el violín a muy temprana edad de la mano de su padre. Dio su primer concierto con 12 años y, desde entonces, ha tocado en las mejores salas de concierto de más de cuarenta países en los cinco continentes. Las mejores orquestas del mundo le han invitado como violín solista.
El ciclo Música en la Ermita II continúa el próximo viernes 11 con The Little Brass, Quinteto de Metales, formación musical manchega, que ofrece al espectador la posibilidad de disfrutar de las mejores bandas sonoras de la historia del cine, acompañadas de imágenes de las películas para las que fueron compuestas.
El Ayuntamiento de Torralba de Calatrava, que quiere revalorizar los rincones y monumentos en los que lleva a cabo labores de rehabilitación y recuperación, cuenta en esta iniciativa con el patrocinio de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Fuente información Redacción Prensa Multimedia