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El que tenga prisa, que pase

Anecdotario de la maratón

Una prueba tan larga da para mucho. Y las anécdotas han vuelto a sucederse este año. La primera la protagonizaba un corredor del Club organizador Quinto Aliento, que cuando apenas llevaba un kilómetro corriendo se ha parado a hacer un pis a un lado, sin duda fruto de los nervios, y ajeno al gentío.

El más ingenioso fue un corredor popular con su camiseta en la que se podía leer: “El que tenga prisa, que pase”. Y los que más prisa tenían, sin duda, eran los de la carrera mini; algunos marchaban a un ritmo infernal, tanto que confundieron al marroquí Echchadi, que se fue como el galgo corredor tras la liebre, y al final lo pagó. Otros, como el jefe de Deportes de Castilla-La Mancha Televisión, se conformaron con participar y quedar entre los veinte primeros, un buen ejemplo a seguir.

El más espabilado fue ese vendedor de cupones de la ONCE, que al primer paso por Miguelturra ya ponía ambiente en el punto de animación de la Asociación de Viudas, las más madrugadoras junto a la Asociación de Mayores.

Miguelturra volvió a ganar el premio a animar a los corredores, sobre todo los chicos del Taekwondo, junto al Estadio Municipal, que tenían unas migas con pimientos que quitaban el hipo de apetitosas.

Los más vistosos fueron el madrileño Raúl Campo que llegó con sus guantes coloraos a meta y Ramiro Barroso, cuyas zapatillas butano no pasaron desapercibidas, como tampoco pasó desapercibido Atanasio Herrera, que se dejó caer en la alfombra detectora del chip, y tuvimos sinfonía un rato, hasta que los eficientes enfermeros lo retiraron en camilla.

Y menos aún, el “pequeño” Fernando Romay, que se ha hinchado a firmar autógrafos y hacerse fotos con los escolares.

Hablando del chip, había que ver a los escolares voluntarios, con qué ilusión ayudaban a los corredores a que devolvieran el chisme verde fosforito; entre ellos Javier Aguado, que ganó una de las pruebas escolares, minutos antes, con qué ímpetu ayudaba este chico del Proacir a los seniors a quitarse el artilugio, aunque alguno se fue a su casa con él.

Sin duda, a decir del reportero más veterano de este Maratón, Ángel Navarro, el maratoniano que menos debió cansarse es el portugués Joaquim Dias, de Oporto, porque corría como si fuera sentado en una silla.

Si algún ciudadrealeño o miguelturreño duda este lunes de si llovió ayer domingo, porque se levantó tarde, que se lo pregunte a Nicomedes Moyano, presidente del Quinto Aliento, que llegó cuando más agua caía en el Príncipe Juan Carlos. O a la leridana Raquel Bohórquez, la mujer de negro, que no necesitó ducharse tras cruzar la meta del chaparrón que le cayó en los últimos kilómetros.

Fuente información www.maratonclm.net