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La Escuela Municipal de Música inicia su curso.

Alta participación en la séptima temporada de la Escuela de Música.

Acordes de guitarra, violín o piano, o infantiles entonaciones de solfeo: son los primeros sonidos que se pueden escuchar cada tarde en el edificio de la Escuela Municipal de Música. Los primeros turnos del nuevo curso 2004-2005 ya han dado comienzo en esta séptima temporada de historia de una Escuela que ha vuelto a superar en su arranque sus registros de participación. Cada año son más los alumnos acogidos en las diferentes disciplinas impartidas que, como ocurre con el número de asistentes, también se amplía temporada tras temporada.

El director de la Escuela Municipal de Música, Ángel Ocaña, se mostraba muy satisfecho con la respuesta de alumnos. En declaraciones realizadas a Radio Miguelturra situaba en torno a 300 los inscritos, pero avanzaba ‘que como ya ha ocurrido años anteriores siempre hay gente que se olvida de cumplimentar la inscripción porque se creen que no la tienen que hacer, pero que finalmente quieren volver al instrumento del pasado año por lo que yo creo que contando con esos rezagados, cuando ya pasen estas primeras semanas, se va a superar la cifra de 300’.

En cuanto a los instrumentos ofertados, como ocurría ya la pasada temporada, los de piano y guitarra han sido los más demandados. En piano se han registrado hasta 90 solicitudes, aunque de ellas sólo 60 podrán recibir clases (por lo que se crea una lista de espera muy numerosa). El resto, en diferente medida, también han tenido una gran respuesta: saxofón, viola, fagot, flauta travesera, guitarra flamenca, oboe, clarinete, trompeta, violonchelo, tuba/ bombardino, percusión, violín, trompa, trombón y flauta de pico.

Además, en esta temporada se continuará con las disciplinas de música y movimientos, informática musical y armonía, ampliando la oferta con la especialidad de canto. Como cada año la distribución de los horarios de solfeo para los más jóvenes ha sido la primera de las labores organizativas realizadas, ‘para intentar que se puedan compatibilizar las clases con el resto de actividades que hacen por las tardes los chavales’, según aseguraba el propio director de la Escuela.