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Tuvo y tiene usos medicinales: su flor cura úlceras y cálculos renales o de vejiga.

Abedul - Sección de Costumbres Populares.

Se atribuye a este árbol, desde antiguo, virtudes mágicas y poder de ahuyentar calamidades por creérsele habitado por espíritus del bosque.

En la tradición pagana, sus ramas se emplearon para apaciguarlos, y la tradición supersticiosa cristiana concede a esas mismas ramas el poder de dar consuelo al alma en pena.

Sin embargo, permanecer bajo un abedul trae malas consecuencias si no se cruza los dedos. En parte, el origen de estas creencias radica en la costumbre griega de hacer huir a las Furias, divinidades infernales y diosas de la locura, con ramas de abedul.

Más tarde, contribuyó a ello el que las brujas utilizaran su ramaje para hacer escobas con que volaban al aquelarre. No sólo la brujería, sino también el mundo de la magia adscribieron este árbol al ámbito de lo maravilloso y fantástico, y asimismo a la sabiduría: los sacerdotes celtas
aseguraban que un modo de acceder al saber era trepar por el tronco de un abedul.

En relación con este cúmulo de creencias bizarras está acaso la costumbre de los maestros medievales de zurrar a los niños con una vara de este árbol, así, al tiempo que lo castigaba podían comunicarle mágicamente algo de
conocimiento.

Herederas de estas creencias antiguas son ciertas prácticas todavía en vigor, como la de colocar una ramita de abedul en el carrito del niño o sobre su cuna a fin de defender a la criatura de las brujas y los malos espíritus. Tuvo y tiene usos medicinales: su flor cura úlceras y cálculos renales o de vejiga.

Es voz celta, acaso de "Betho", aunque también pudo
derivar del latín betulla, antiguamente "bedul" en León y Asturias, y "budulo" en la región de Sanabria, mientras en castellano se llamó "biezo" según Juan Corominas en su Diccionario Crítico Etimológico, la a- inicial se debe a la atracción ejercida por el sustantivo "abeto", aunque también se puede haber debido a un recuerdo del artículo árabe "al".